Tras sufrir un aborto o una pérdida gestacional, muchas mujeres están emocionalmente vulnerables, y se sienten especialmente preocupadas por si podrán quedar embarazadas de nuevo.
Cuando el aborto se produce de manera espontánea, conseguir un nuevo embarazo no tiene por qué ser complicado.
El tratamiento quirúrgico del aborto, tanto voluntario como el espontáneo, debe realizarse por personal experto ya que, si el legrado no se realiza adecuadamente o surgen complicaciones, la fertilidad posterior puede verse comprometida.
Tanto en los casos de aborto espontáneo como en los de aborto provocado, lo recomendable es consultar con el ginecólogo sobre el momento adecuado para volver a intentar el embarazo.
Probabilidades de embarazo después de un aborto espontáneo
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un aborto natural o espontáneo se define como “la interrupción espontánea del embarazo antes de que el feto sea viable”.
Se calcula que entre un 8 y un 20% de los embarazos terminan un aborto natural, aunque a veces se produce en etapas del desarrollo embrionario tan tempranas que la mujer ni siquiera conoce su estado.
Gran parte de los abortos espontáneos están vinculados a alteraciones cromosómicas del embrión y, tras este episodio, es fácil conseguir embarazos saludables sobre todo en mujeres jóvenes. De hecho, después de esa primera pérdida, el riesgo de aborto espontáneo en un embarazo futuro es el mismo que el de cualquier otra mujer.
Este porcentaje se elevará a un 28% en caso de tener dos abortos espontáneos consecutivos y hasta un 43% en caso de un tercero.
La pérdida gestacional de 3 o más embarazos antes de las 20 semanas implica que una pareja o una mujer, aunque no es estéril, tiene problemas de infertilidad, ya que la gestación no llega a buen término. Esto es lo que se conoce como “abortos de repetición”.
Causas de aborto espontáneo
Saber la causa que está provocando los abortos de manera repetida no siempre es fácil, aunque existen factores que pueden ponernos alerta. Uno de ellos es la edad avanzada de la futura mamá, que también se asocia con las causas genéticas. Éstas están detrás de un 70% de los abortos de repetición y pueden deberse, además, a que uno o ambos progenitores son portadores de una alteración cromosómica en el cariotipo o a posibles alteraciones en la espermatogénesis del varón.
Los abortos de repetición también se relacionan con alteraciones en la coagulación sanguínea materna, causas inmunológicas (autoinmunes o aloinmunes), anatómicas (útero septo, mioma uterino submucoso, síndrome de Asherman o insuficiencia cervical) o endocrinas (insuficiencia del cuerpo lúteo, Diabetes Mellitus o trastornos tiroideos como hipotiroidismo e hipertiroidismo).
Embarazo y aborto de repetición: qué pasos seguir
La estrategia para conseguir un embarazo tras sufrir varios abortos de repetición depende de la causa específica de estos últimos, de ahí la importancia de hacer un diagnóstico preciso lo antes posible.
Las pruebas para el diagnóstico pueden incluir análisis de sangre, pruebas cromosómicas y diferentes procedimientos para detectar problemas uterinos (ecografía, resonancia magnética, histeroscopia, histerosalpingografía o histerosonografía).
Muchas de estas pacientes recurren a los tratamientos de reproducción asistida para poder tener un recién nacido sano.
Uno de los tratamientos que pueden ayudarnos a evitar los abortos de repetición es el Test Genético Preimplantacional (TPG), que se ha convertido en una herramienta fundamental para valorar cromosómicamente los embriones y seleccionar aquel/aquellos que presentan un cariotipo normal y por ello tienen más probabilidades de implantación.
Si los abortos de repetición se relacionan con problemas de coagulación o causas trombofílicas, será necesario llevar un control estricto del embarazo y comenzar un tratamiento con heparina y/o aspirina que la gestante deberá tomar a lo largo de su embarazo.
Por último, si no se consigue el embarazo tras varios intentos, si no es posible identificar la causa de los abortos o si no se obtiene ningún embrión sano después del TGP, los expertos recomendarán el uso de gametos de donante (donación de esperma y ovodonación).
¿Es fácil quedarse embarazada después de un aborto provocado? ¿Cuánto tiempo conviene esperar?
Si es un aborto natural
Tras sufrir un aborto natural, la mujer experimenta un sangrado vaginal acompañado de dolores abdominales que suelen durar uno o varios días y que pueden ser similares a las molestias de la menstruación. Después, tardará aproximadamente entre 4 y 6 semanas a tener la menstruación.
Salvo que tu médico indique lo contrario, no es necesario que esperes para buscar un nuevo embarazo. De hecho, es posible tener un aborto y un nuevo embarazo en el mismo mes, ya que algunos estudios indican que, cuanto antes se vuelva a gestar, menores son las probabilidades de sufrir un nuevo aborto u otras complicaciones gestacionales.
Lo ideal es esperar una menstruación para que el endometrio se regenere lo mejor posible.
Esto desde el punto de vista fisiológico. Desde el punto de vista emocional, y debido a las implicaciones emocionales que puede tener una pérdida de estas características, la OMS recomienda esperar al menos 6 meses antes de volver a intentar concebir un niño, ya que consideran que es el tiempo necesario para que una mujer se recupere psicológicamente.
Si es un aborto provocado
Respecto a los abortos provocados, pueden ser farmacológicos (con la píldora abortiva) o quirúrgicos (con instrumental que puede requerir de anestesia o sedación, control ecográfico y cuidados posteriores), y el tiempo de espera recomendado para buscar un nuevo embarazo depende de cada caso.
El motivo es que en los abortos quirúrgicos pueden aparecer lesiones en la pared del útero o insuficiencia cervicouterina que dificulte un nuevo embarazo.
Además, a pesar de tratarse de una intervención sencilla, en estos casos existe riesgo de infección, hemorragia vaginal o desgarro uterino.
Si el motivo del aborto es un embarazo ectópico, es recomendable esperar al menos un ciclo menstrual para quedarse embarazada de nuevo. De esta forma, se minimizará el riesgo de complicaciones en el futuro.
Por otra parte, si el aborto inducido se debe a cuestiones médicas, como que el embarazo suponga un riesgo grave para la vida de la madre o que se hayan detectado anomalías fetales o enfermedades graves, el tiempo de recuperación psicológica por la pérdida puede ser mayor, ya que la gestación en estos casos suele interrumpirse en una fase más avanzada.
De ahí que cada situación sea evaluada por el ginecólogo de manera individual.