Las malformaciones uterinas puede influir de forma negativa en la fertilidad de la mujer, provocando fallos de implantación o abortos de repetición.

La mayoría de estas malformaciones son congénitas, pero otras se manifiestan tras haber sufrido una patología posterior.

A continuación explicamos qué tipos de patologías uterinas existen, sus causas y los diferentes métodos de diagnóstico que empleamos en Equipo Juana Crespo.

¿Qué es un útero “normal”?

útero sano

Ilustración del aparato reproductor femenino con un útero sano.

El útero es un órgano muscular con forma de «pera» o triángulo invertido.

Está situado debajo de los ovarios, en el centro del abdomen inferior.

Aunque cada útero es diferente, su tamaño «estándar» en una mujer adulta es de 6 a 8 centímetros de longitud y unos 5 centímetros de anchura (aproximadamente).

En edad reproductiva (es decir, desde la aparición del primer periodo hasta alcanzar la menopausia, independientemente de la edad), el útero está cubierto por el endometrio, y su grosor no superará los 16 mm.

En todo caso, los embarazos pueden provocar una distensión irreversible en esta cavidad.

Por ejemplo, en una mujer que ya haya llevado uno o varios embarazos a término, la longitud del útero tras su recuperación se aproximará más a los 10 centímetros de altura y a los 7 centímetros de amplitud.

Tipos de patologías uterinas

Las patologías uterinas son todas aquellas anomalías o enfermedades que afectan al estado y correcto funcionamiento del útero.

Dependiendo de su origen, pueden ser:

  • Patologías uterinas hereditarias o congénitas

Se trata de malformaciones de nacimiento. Su origen está en el desarrollo de los conductos de Müller, que se produce durante la embriogénesis. Este tipo de patologías se traducen en una composición y estructura del útero diferente a la considerada «anatómicamente normal», y pueden afectar tanto a la morfología como a la funcionalidad de este órgano.

  • Patologías uterinas adquiridas

Son malformaciones en el útero que se desarrollan a lo largo de la vida de la mujer. Por ejemplo, un mioma de gran tamaño puede deformar la cavidad uterina y dar lugar a complicaciones durante el embarazo. Otros ejemplos de patologías uterinas adquiridas son pólipos y adherencias. A veces, se relacionan con intervenciones quirúrgicas.

Causas de las malformaciones uterinas o müllerianas

En ginecología y medicina reproductiva, las malformaciones uterinas son denominadas también malformaciones müllerianas.

Este tipo de malformaciones son congénitas y su nombre se debe a que son el resultado de alteraciones en el desarrollo de los conductos de Müller o müllerianos.

Esta parte de la anatomía aparece en ambos sexos durante el proceso de embriogénesis (fase del desarrollo humano durante las primeras ocho semanas de gestación).

En las mujeres, originan las trompas uterinas y el canal útero-vaginal (formado por el útero, el cérvix o cuello uterino y la parte superior de la vagina).

Si durante el desarrollo de los conductos de Müller surgen complicaciones, es probable que nos encontremos con una futura malformación uterina.

La Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (American Society for Reproductive Medicine) establece la siguiente clasificación de las malformaciones uterinas müllerianas:

  • Agenesia o hipoplasia mülleriana. Ausencia total de útero y, en ocasiones, también trompas de Falopio, cérvix y parte de la vagina.
  • Útero unicorne. Útero de menor tamaño debido a que solamente se desarrolla uno de los conductos de Müller, por lo que la mujer también tiene una única trompa de Falopio.
  • Útero didelfo. También llamado útero doble: la mujer tiene dos cavidades uterinas, independientes y de tamaño pequeño.
  • Útero bicorne. Fusión incompleta de los conductos müllerianos.
  • Útero septado. Es la malformación uterina más frecuente, y representa el 55% de los casos de malformaciones müllerianas. Afecta a la fertilidad porque el útero tiene un tabique o septo en su interior, por lo que aumenta el riesgo de aborto y parto prematuro.

¿Cuáles son las consecuencias de una malformación uterina?

Cuando hablamos de malformaciones uterinas, es difícil concretar cifras exactas.

Además, existen anomalías de menor gravedad y que no solo no producen infertilidad, sino que quizá no son detectadas nunca.

De hecho, aunque las patologías y malformaciones uterinas no son un problema aislado o poco frecuentes (en la actualidad, son las causantes de entre el 20 y el 25% del total de los casos de infertilidad), generalmente se detectan cuando la mujer busca un embarazo y no lo consigue.

Únicamente en casos aislados (y siempre previamente al embarazo) la malformación uterina se asocia con síntomas concretos como dismenorrea, reglas irregulares e, incluso, la falta total de sangrado durante la menstruación.

Malformaciones uterinas y embarazo

Aunque algunas malformaciones uterinas no afectan a la implantación del embrión, pueden vincularse con otras complicaciones como:

  • Embarazos ectópicos.
  • Abortos de repetición.
  • Malposiciones fetales.
  • Partos prematuros.
  • Disdinamias.

Será a raíz de estos problemas que nuestros especialistas en fertilidad realizarán las pruebas necesarias que nos lleven a crear un diagnóstico adecuado.

Métodos para el diagnóstico de las malformaciones uterinas en Equipo Juana Crespo 

El diagnóstico de una malformación uterina puede realizarse a través de diversas pruebas, dependiendo de la patología y del lugar concreto dónde se encuentra el problema. 

métodos de diagnóstico de malformaciones uterinas

 

En la mayoría de los casos, la primera prueba es una ecografía transvaginal, ya sea en 2D o en 3D.

También pueden ser necesarias pruebas como la laparoscopia diagnóstica, la resonancia magnética o la histerosalpingografía o HSG.

Esta última técnica es una prueba de rayos X que permite comprobar el estado de las trompas de Falopio y la cavidad uterina sin que sea necesaria la realización de una cirugía diagnóstica.

El momento de su realización debe coincidir justo al final de la menstruación (mediados de la fase folicular, previa a la ovulación). Es decir, cuando las capas superiores del endometrio hayan sido expulsadas y la cavidad uterina se encuentre en las condiciones óptimas para su evaluación.

En Equipo Juana Crespo somos expertos en fertilidad. Si tienes dudas sobre tu fertilidad, contacta con nosotros.