Algunas alteraciones ginecológicas que impiden o dificultan el embarazo, como pueden ser la endometriosis o las adherencias alrededor de trompas y ovarios, pasan a menudo desapercibidas en los exámenes físicos y en pruebas de diagnóstico como los ultrasonidos o las radiografías.

En estos casos, la laparoscopia se presenta como una técnica avanzada para la búsqueda y corrección de estos y otros problemas, tanto el abdomen como en el aparato reproductor femenino (útero, trompas de Falopio y ovarios).

Laparoscopia: qué es y en qué consiste

La cirugía laparoscópica o laparoscopia se usa para detectar y tratar muchos problemas médicos, entre ellos algunos de origen ginecológico.

La técnica, mínimamente invasiva, consiste en introducir a través del abdomen y con una pequeña incisión en el ombligo un tubo delgado que se llama laparoscopio. El laparoscopio emite luz y tiene una «minicámara» que permite al equipo médico emitir un diagnóstico más preciso.

Durante el procedimiento, el abdomen se llena con gas (dióxido de carbono) para aumentar su tamaño creando una especie de bóveda que permite visualizar y trabajar con mayor precisión sobre los órganos pélvicos reproductores. Previamente, la paciente debe guardar al menos 8 horas de ayuno.

Cuando es necesario realizar algún tipo de corrección quirúrgica, además del laparoscopio se utilizan otros instrumentos (pinzas, tijeras, coaguladores, irrigadores o aspiradores) que se introducen a través de pequeñas incisiones en el abdomen de entre 5 y 10 mm.

En comparación con las cirugías tradicionales abiertas, la laparoscopia ofrece muchas ventajas. Las más importantes son:

  • La recuperación es más rápida.
  • Menor dolor o necesidad de analgesia en el postquirúrgico.
  • Estancia hospitalaria mucho mas corta, incluso muchas de ellas de forma ambulatoria (el paciente se va a casa el mismo día).
  • Menor tasa de adherencias o secuelas quirúrgicas intraabdominales producto de la menor lesión de los tejidos durante el procedimiento.
  • Las cicatrices son más pequeñas, prácticamente imperceptibles, y los resultados estéticos positivos.
  • Existen menos probabilidades de hemorragias y pérdidas sanguíneas durante la intervención.

Laparoscopia y fertilidad

La laparoscopia aplicada al ámbito de la fertilidad ofrece muchas posibilidades tanto diagnósticas como terapéuticas. Normalmente, el procedimiento puede realizarse en forma ambulatoria y la paciente suele ser dada de alta unas horas después.

Aun así, en algunos casos, las pacientes requieren hospitalización para mayor vigilancia y obtienen el alta al día siguiente.

  • Laparoscopia ginecológica diagnóstica

La laparoscopia con fines diagnósticos está indicada cuando hay sospechas de endometriosis, hemorragia de los ovarios y dolores en la zona del abdomen y de la pelvis de origen desconocido. Estas patologías, en ocasiones, pueden asociarse con la infertilidad, además de empeorar la calidad de vida de muchas mujeres.

  • Laparoscopia ginecológica quirúrgica

Actualmente, la laparoscopia se considera una técnica segura para la mayoría de las alteraciones ginecológicas comunes y que pueden afectar a la fertilidad, entre ellas:

  • Endometriosis. La laparoscopia permite extraer el tejido afectado y las secuelas de la enfermedad en términos de adherencias y afectación de estructuras pélvicas importantes para la reproducción. Gracias a esta técnica, podemos mejorar transitoriamente el estatus inflamatorio de la pelvis y plantear tratamiento médico para evitar o retrasar progresión de la enfermedad.
  • Adherencias. Las adherencias son tejidos anormales que se forman, generalmente, después de cirugías o infecciones, y que dificultan la movilidad y funcionalidad de las trompas, llegando a causar obstrucciones en estas. En la mayoría de los casos, las adherencias se pueden seccionar por vía laparoscópica. La técnica no solo aumenta la fertilidad en algunos casos, sino que puede evitar que se formen nuevas adherencias
  • Fibromas/Miomas. son tumores que se forman en la pared o fuera del útero. A veces, estos producen dolor y sangrados intensos. La laparoscopia permite, en primer lugar, detectar la cantidad de fibromas y comprobar su tamaño y ubicación. En función de estos factores, la técnica facilita extraerlos de manera mínimamente invasiva.
  • Quistes ováricos. Los quistes ováricos son pequeños sacos llenos de líquido o contenido endometriosico que se forman en los ovarios y que pueden causar molestias abdominales y alteraciones del funcionamiento ovárico. Muchos de ellos desaparecen espontáneamente, pero, cuando no es así, puede ser recomendable extraerlos por laparoscopia principalmente para tener un diagnóstico de certeza al estudiar el tejido extraído. Aun así, para eliminar quistes o miomas muy grandes, se recomendará realizar una cirugía abierta.
  • Embarazo ectópico. La laparoscopia también se puede usar para extraer de las trompas de Falopio el tejido de un embarazo ectópico (es una gestación que anida en el exterior del útero, en este caso una trompa), muchas veces se requiere la extirpación completa de la trompa para solventar el problema.

La laparoscopia en las técnicas de reproducción asistida

La laparoscopia también es fundamental en los tratamientos de Hidrosalpinx, una patología caracterizada por una obstrucción en la parte distal de las trompas de Falopio y por la acumulación de líquido en su interior, lo cual afecta negativamente la capacidad de implantación de los embriones además de condicionar la aparición de posibles gestaciones ectópicas.

Esta patología tubárica se asocia con la infertilidad, ya que impide que los espermatozoides puedan encontrarse con el óvulo para su fecundación.

En la mayoría de casos, las mujeres con Hidrosalpinx necesitan un tratamiento de fecundación in vitro (FIV) para conseguir el embarazo.

Recuperación y riesgos de la laparoscopia ginecológica

La recuperación de la laparoscopia suele ser rápida, y normalmente solo se administran analgésicos para reducir o controlar el dolor durante los días siguientes a la cirugía (Muchos menos que en la cirugía abierta o convencional).

Cuando se trata de una laparoscopia necesariamente debe hacerse con anestesia general, la paciente se despertará en la sala de recuperación y puede sentirse algo «somnolienta». Durante los días siguientes a la intervención, puede sentir cansancio y tener algunas molestias, especialmente en el área alrededor de las incisiones del abdomen y el ombligo.

Si el procedimiento es menor, por lo general es posible reanudar las actividades cotidianas entre las 48-72 horas posteriores a la intervención.

Algunos síntomas de alerta y que indican que hay que acudir al médico por complicaciones con la laparoscopia son fiebre, dolor intenso, sangrado vaginal, enrojecimiento o secreciones en la zona de las incisiones y desmayos.

Por otra parte, y como cualquier otra intervención, la laparoscopia puede provocar algunas complicaciones, aunque suelen ser mínimas.

Algunos de sus riesgos son:

  • Lesiones en el intestino, la vejiga o los uréteres (condicionado en gran parte por el estatus previo del paciente, principalmente en pacientes con cirugías previas que suelen tener muchas adherencias y distorsión de la anatomía pélvica o estadios avanzados de la endometriosis).
  • Reacción adversa a la anestesia.
  • Infección o hematomas en los sitios de entrada del instrumental quirúrgico.
  • Inflamación abdominal.

La laparoscopia es una técnica segura, útil y mínimamente invasiva, y su aplicación diagnóstica y/o quirúrgica puede tener muchos beneficios para la fertilidad femenina.