Planificar la fertilidad no es solo evitar un embarazo, va mucho más allá. Es posibilitar la gestación cuando la persona decida que es el momento óptimo para tener un hijo.

¿En qué consiste la planificación de la fertilidad?

Para poder planificar la fertilidad necesitamos prever las consecuencias del envejecimiento reproductivo detectando aquellos factores de riesgo individuales que, con el paso del tiempo pueden comprometer nuestra fertilidad futura. Es como trazar una línea temporal que permite evaluar el envejecimiento reproductivo de forma individualizada examinando:

Enfermedades genéticas: Cualquier defecto genético, con el tiempo, va a empeorar el estatus reproductivo. 

Enfermedades adquiridas tales como: infecciones, enfermedades de trasmisión sexual, enfermedades autoinmunes como la endometriosis y enfermedades ginecológicas (mmiomas, pólipos, malformaciones en el útero, etc.) 

Hábitos y estilos de vida: tabaquismo, sedentarismo, estrés, polución e incluso tóxicos laborales. Todos ellos son sucesos que pueden afectar a nuestra vida reproductiva.

¿Cómo se realiza?

En el caso de hombre es más sencillo, bastaría con realizar un espermiograma y congelar semen si fuera necesario.

En el caso de la mujer,  hay que hacer una revisión reproductiva que no ginecológica. No se trata solo de congelar o vitrificar óvulos antes de los 35, sino que además debemos proteger el resto de órganos reproductivos: trompas, cérvix, ovarios, vagina, útero para que sea posible un embarazo cuando queramos.

En la actualidad existe un desajuste social entre el desarrollo profesional y la maternidad. Nuestra sociedad vive de espaldas a una realidad: el retraso de la maternidad nos deja estériles.