Cristina tiene 26 años y lleva unos días sintiendo unas molestias en la zona del ovario derecho. Sin embargo, esa noche el dolor es muy fuerte. Ni ella ni su madre saben a qué se debe, solo que es tan intenso que no la va a dejar dormir y está preocupada. Intenta describir a su médico de atención primaria el tipo de dolor y él concluye que se trata de una infección de orina, algo que un buen antibiótico debería solucionar y si no, pues igual es una cuestión del gine.  

Poco podía imaginar Cristina en 2005 que esto sería el comienzo de toda una historia en torno a una enfermedad que ha cambiado radicalmente su vida: la endometriosis.

La endometriosis ha de ser tratada de manera global y crónica

“Es frecuente tanto en la sanidad pública como en la privada el retraso en el diagnóstico de la endometriosis. Muchas mujeres deambulan por diferentes especialistas que las tratan de un problema aislado en el intestino o en la vejiga o en el útero. Se sienten desatendidas porque no hay un especialista que trate la enfermedad de la endometriosis de manera global y sobre todo de manera crónica. Mientras el diagnóstico de endometriosis tarda en llegar, la enfermedad avanza en mayor o menor medida” nos cometa Cristina.

Es por esto que Cristina, junto a un grupo de afectadas de endometriosis en Valencia, han decidido dar visibilidad a esta enfermedad gestando la Asociación de Afectadas de Endometriosis de Valencia (AAEV). Una asociación que en breve y de manera oficial verá la luz y con la que pretenden hacer fuerza y conseguir que, desde atención primaria, la endometriosis sea reconocida, diagnosticada y tratada como una especialidad en sí misma.

La endometriosis genera problemas de fertilidad en muchos casos

Cristina es una luchadora nata, muy positiva y se siente afortunada por haber sido una mujer con síntomas suaves a la que esta enfermedad le ha permitido llevar una vida normal sin excesivos dolores. No siente que la endometriosis le haya impedido física y emocionalmente desarrollarse plenamente, como ha sucedido a muchas de las chicas que ha conocido a raíz de plantear la asociación. Sin embargo, su historial médico es tremendo.

En 2005, con solo 26 años y debido a enormes quistes endometriósicos, perdió el ovario y la trompa del lado derecho. En 2011 la enfermedad había avanzado y le estaba invadiendo el ovario que le quedaba. De nuevo es intervenida y logra salvar solo una parte del ovario y con ello su función reproductiva, aunque eso sí, bastante mermada.

Años después, Cristina se plantea la maternidad y de nuevo la endometriosis, hasta entonces paralizada por un tratamiento basado en anticonceptivos, amenaza y compromete su deseada maternidad.

“Tras un primer ciclo de reproducción asistida para ver la respuesta de Cristina, nos dimos cuenta de que Cristina era un caso muy complejo. La endometriosis tan severa se acompañaba de una adenomiosis muy importante en pared posterior uterina, obstrucción en su única trompa, muchas adherencias y una mala calidad ovocitaria. Realmente un caso difícil” nos cometa la Dra. Juana Crespo

Su pulso con la endometriosis para lograr ser madre le ha supuesto más de dos años de lucha, durante los cuales los reveses de la vida en su entorno más cercano no le dieron tregua. “Este caso ha supuesto un reto y a la vez un aprendizaje. Tuvimos que aprender el funcionamiento de su endometriosis. Por un lado, entender lo que necesitaba su ovario y compatibilizarlo con su mejor momento emocional fue el reto y la clave del éxito. Cristina logro sus blastos gracias a una estrategia de análogos y de mínima estimulación” nos explica Juana Crespo.

Finalmente, el 25 de septiembre de 2017 la beta (prueba de sangre para confirmar el embarazo) dio positiva.

Un proyecto nacido de la generosidad

Hoy, en el momento de esta entrevista, Cristina está embarazada de 6 meses y viene de realizarse la ecografía gestacional. Todo está perfecto y ello le permite disfrutar de estos meses con cierta tranquilidad “Para mí es una grandísima satisfacción ponerme por las noches la crema antiestrías y notar cada una de las cicatrices que tengo de las tres operaciones, así como sentir las patadas de la niña en la zona más sensible de las laparotomías. Hoy puedo decir que estoy reconciliada con mi historia y mi camino” Pero no quiere olvidar lo que ha supuesto porque es la mejor manera de ayudar a su autoestima y de ayudar a otras mujeres.

Yo, sentada desde el otro lado de la mesa, veo enfrente a una mujer increíblemente generosa e increíblemente luchadora, que tomó la decisión de retar a la endometriosis, una enfermedad de mujeres que deja tras de sí historias realmente desgarradoras y a las cuales ella quiere poner voz y amparo a través de esta nueva asociación. Además, ya no concibe su futuro laboral lejos de esta lucha y ha dejado de lado el campo de los recursos humanos para formarse en reproducción asistida y ayudar de facto a esas mujeres con problemas de fertilidad por culpa de la endometriosis.

“Realmente hoy me siento capacitada y llena de ganas para poder ayudar a otras mujeres. Para orientarlas y decirles dónde han de ir, qué pasos han de dar, para arroparlas y para asesorarlas. Tras esta experiencia me he reencontrado con ese lado que me enamoró y me hizo estudiar psicología” nos comenta Cristina.