“Al principio tenía muchas dudas, pero es un bebé que tu sientes dentro de ti, que tú alimentas con tu energía, que tu has parido…es mi hijo y se te olvida que esa primera célula no es tuya, porque todas las demás lo son”

 

Este es el final del testimonio de Esther, una mujer que con 46 años y tras mucho sufrido ha conseguido ser madre gracias a ovodonación. Es una historia real, difícil, pero con un gran desenlace. Esther ha querido compartir su historia para que sirva a otras mujeres o parejas que están pasando por lo mismo.

La historia de Esther y Manuel

Esther y Manuel, como muchas otras parejas, se conocieron pasados los treinta y al poco tiempo ya compartían los mismos objetivos: un hogar en común y una familia. Desde 2005 comenzaron a buscar un bebé pero no llegaba, lo que llegó en su lugar fue un diagnóstico muy duro.

 

Esther, al igual que sus hermanas, es diagnosticada como portadora de la alteración del X-frágil una enfermedad genética que puede causar discapacidad intelectual en la descendencia y un posible fallo ovárico prematuro (menopausia precoz) en la mujer portadora.  A pesar de tener 35 años y tras varios tratamientos de Inseminación Artificial, su única opción para ser madre es la ovodonación

Aceptar un tratamiento de ovodonación

Para Esther y su marido este diagnóstico fue demoledor hasta el punto en el que se plantearon no tener hijos. La ayuda de una amiga que había sido madre gracias a la ovodonación y la opinión de su hermana que vio en la ovodonación una oportunidad que la ciencia ponía a su disposición para lograr ser madre de un niño sano, le animó a tomar la decisión.

“Es normal que las parejas que han de recurrir a ovodonación necesiten un proceso de aceptación. Rodearse de otras parejas que hayan pasado por lo mismo y la información veraz ayudan a cambiar la visión sobre este procedimiento y verlo como una oportunidad en vez de como una condena” explica nuestra psicóloga

La importancia de la experiencia en los casos de alta complejidad

Esther comenzó su tratamiento de ovodonación en Barcelona con mucha ilusión, pero sin éxito. Solo se consiguieron 3 embriones pese a no haber ningún problema espermático. En el tercer y último ciclo, logró la beta positiva que al poco se convirtió en un aborto común según su médico. Tras un mes de sangrado continuo y fuertes dolores abdominales, su médico le habla de un posible embarazo ectópico lo que le hace adelantar la cita con la Dra. Crespo programada para varios meses después.

“Cuando Ester llegó a la consulta, en mayo de 2016, me encontré a una mujer en estado grave. Ya en la ecografía de la primera visita, vimos que tenía un embarazo ectópico y con un hematosalpinx que hacía que la trompa estuviese a punto de estallar. Además, en la trompa derecha, Esther tenía un exceso de líquido, un hidrosalpinx consecuencia de una infección previa. No esperamos a terminar la consulta y al mediodía programamos una Salpinguectomía urgente (extirpación quirúrgica de la trompa de Falopio) de ambas trompas. Afortunadamente, a la semana Esther estaba perfecta y hacía vida normal” nos comenta la Dra. Crespo.

Estrategia personalizada en los casos de ovodonación

En junio de 2016, apenas dos meses desde que Esther y Manuel acudieran de urgencia a Equipo Juana Crespo, se inició el proceso de búsqueda de una donante específica. Su estrategia de tratamiento contemplaba también una metroplastia uterina (corregir un útero en forma de “T” extirpar pólipos y limpiar fibrosis) mediante histeroscopia quirúrgica, realizada por la Dra. Fortuño y su equipo de quirófano. En dos meses aproximadamente Esther estaba preparada para iniciar su ciclo personalizado e ir a la transferencia embrionaria con el útero perfecto.

Se obtuvieron 10 embriones de los cuales 8 eran de muy buena calidad y a principios de octubre de 2016, se le transfieren dos blastocistos. El día 19 de octubre Esther desde Barcelona nos comunicaba que su beta había dado 777,6 mIu/me

Tras diez años de búsqueda, el sueño se hace realidad

El pasado 2 de junio de 2017 nació Heracles, un niño precioso que tiene a sus padres locos.  Cuando hablamos con Esther, ella nos comenta que, desde el inicio en Equipo Juana Crespo tuvo la certeza de que conseguiría su sueño. A lo largo de este tiempo y como ocurre con muchas de nuestras pacientes, hemos establecido un vínculo muy especial. Con 46 años, Esther es una madre primeriza, pero estamos seguros, en breve volverá a visitarnos para ampliar la familia, tiene 6 embriones estupendos esperando en su casa de Valencia.