Detrás de cada una de nuestras pacientes, se esconde una historia.

Historias de mujeres, de parejas, de sueños, de decepciones, de dolor, de alegría, de ilusiones, … Todas vuestras historias nos importan porque son también las nuestras.

Pero hoy, precisamente 17 de junio de 2021, queremos contaros la historia de Mª Carmen y Roberto, y de su hijo Alejandro que en este día celebra su primer cumpleaños. 

Sí, esta historia tiene un final feliz, como muchas otras. Pero hasta poder celebrar el cumpleaños de Alejandro, Mª Carmen y Roberto han peleado de forma incansable durante 7 años contra la infertilidad.  

Su historia se remonta a agosto de 2013 cuando Carmen, de 30 años, y Roberto deciden ir a por el bebé. Después de intentarlo durante 9 meses, acuden al médico por la seguridad social donde comprobaron que tenía las trompas obstruidas. Al realizarle una histerosalpingografía consiguieron destapar una de sus trompas. Pero, aun así, el bebé no llegaba. Así que, en noviembre de 2014, y a pesar de los endometriomas que Mª Carmen tenía, hicieron tres ciclos de inseminación artificial seguidos. Los tres fueron negativos.

El siguiente paso era in vitro, así que, en su hospital de referencia en Albacete, le realizaron su primera transferencia en mayo de 2015. Y a pesar de que eran embriones de buena calidad, la beta arrojó un nuevo negativo.

Acumulación de endometriosis y negativos

A estas alturas, a la endometriosis de Carmen se le sumó la hidrosalpinx. Al tener líquido en las trompas, tiene que ser operada para extirparlas y poder así facilitar la implantación embrionaria. “Para mí esta cirugía fue un shock por el miedo y por el hecho de pensar que ya no podría embarazarme por mí misma, que tendría que ser por in vitro” explica Mª Carmen.

Pero a pesar de la cirugía, de los estudios genéticos y de los embriones de buena calidad, los dos siguientes ciclos en la Seguridad Social dan negativo.

“Mientras, los endometriomas iban creciendo debido a los tratamientos. Las reglas se volvieron dolorosa, cada negativo era un disgusto y pensar que era la última oportunidad y que nos tocaba ir por lo privado de pago nos supuso más nervios. Aún así, yo sabía que tenía que seguir y que no iba a parar hasta que lo consiguiera”.

El tiempo pasaba.

Mª Carmen y Roberto deciden ponerse en manos de una clínica privada de fertilidad de renombre. Habían realizado nuevos estudios y se sometieron a la primera in vitro que resultó positiva. “Era un alivio después de tantos años. ¡Por fin conseguía el embarazo!” recuerda Mª Carmen con felicidad esos momentos que, desgraciadamente, terminaron en la semana 21 de gestación, cuando el corazón del pequeño Raúl dejó de latir. Una anemia causada por la infección del parvovirus ponía a Mª Carmen en el peor de los escenarios y con un dolor que aún revive con emoción.

La cesárea, les obligó a dejar pasar el tiempo. Un tiempo en el que la endometriosis empeoró. Aún así, en la clínica le realizan la transferencia de uno de los dos embriones que les quedaban. Y tras un nuevo negativo, lo intentan con el último. La beta fue positiva, pero tan baja que terminó por ser un aborto bioquímico.

La desesperación de Mª Carmen iba en aumento. “Me vi sin embriones, vuelta a empezar de cero, con más gasto económico, además de la desconfianza por la clínica por ocultarme algunos resultados. Me hicieron creer una cosa que no era así. Jugaron con mi dinero, mi salud y tuvieron muy poca profesionalidad. Pero a pesar de todo, seguí diciendo que nunca me iba a rendir”.

Una nueva estrategia

En enero de 2019 Mª Carmen y Roberto llegan a Equipo Juana Crespo.

“Estaba esperanzada, ilusionada por conocer a Juana. Dentro de mí sabía que ella lo iba a conseguir, y así fue. Desde la primera visita noté que mi historia le importaba y cuando me hizo la ecografía y me vio… ¡madre mía! – me dijo- estás muy malita”.

“Me recomendó operarme para limpiar la endometriosis. Lo acepté porque sabía que era lo mejor antes de comenzar un nuevo tratamiento. Y también me recomendó ovodonación porque mis ovarios tampoco servían”.

Ambos necesitaron tiempo para aceptar la cirugía, el duelo genético y curar la rabia por el tiempo perdido. “Seguimos las indicaciones, perdí peso y volvimos en unos meses para operarme. Todo fue bien, me quitaron el ovario izquierdo y la mayor parte del ovario derecho. Me limpiaron bien y rellenamos los papeles de la ovodonación”.

Hasta que en septiembre encontramos una donante idónea, Mª Carmen estuvo con menopausia provocada a fin de evitar tener reglas y que la endometriosis pudiera volver a crecer y perjudicar la implantación del embrión. “Por entonces aún me daba pena que este bebé no tuviera nada mío, pero sabía que la ovodonación era mi única opción. El 8 de octubre me transfirieron un blastocisto muy bueno y 10 días después supe que por fin estaba embarazada”.

Todo iba bien, pero en mitad del embarazo asomó una nueva amenaza: el covid-19. “Al haber perdido a mi primer bebé, Raúl, por parvovirus, me hacía temer que otro virus me provocase una nueva pérdida o un parto prematuro… la verdad es que tuve mucho miedo, pero afortunadamente todo salió bien”.

El embarazo transcurrió perfecto y Alejandro nació el 17 de junio de 2020 por cesárea programada. “Después de un año ¡aún no me lo creo! Los primeros días, cuando lo miraba, se me caían las lágrimas, era una sensación única, una mezcla de sentimientos, de todo lo que he tenido que pasar en 7 años hasta llegar a tenerlo en mis brazos. Pero volvería a pasarlo una y mil veces, a pesar del miedo a las agujas, de las pruebas, de los disgustos, de las decepciones, … lo haría. Estamos muy felices con él, es lo mejor que nos ha pasado”.

“Aconsejo a las mujeres que están como yo estaba con la duda de la ovodonación, con el miedo, con la pena, … que no lo piensen. Al final el hijo es tuyo, lo llevas tú en tu vientre, lo educas tú y eso es lo que importa y no si se parece o no a ti.

Con paciencia, lucha y perseverancia se consigue. Hay que luchar y contar con los mejores especialistas como Juana. Me fastidia no haber dado con ella antes, cuando aún tenía buenos óvulos y la endometriosis no estaba tan evolucionada. Pero lo importante es que podemos disfrutar del pequeño y esperamos que dentro de un año podamos volver a Equipo Juana Crespo para traernos al hermanito o hermanita de Alejandro”.

En Equipo Juana Crespo esperamos veros muy pronto y os deseamos de todo corazón ¡feliz cumpleaños!

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